lunes, 7 de junio de 2010

Censura

Velázquez la citó en dirección, y le pidió mil y una disculpa por la censura, mientras trataba de explicarle por qué no podía publicar semejante queja hacia la institución, y hacia el director de pedagogía, disfrazada en los versos de un soneto, le terminó diciendo:

- Magui... no sabía que podías ser así. - esbozó Velázquez
- ¿Así como? - preguntó ella
- Tan...
- ¿Polémica?- se respondió Magui.
- Si... parecías tan tranquila.

Es que cuando a Magui se le mete algo en la cabeza, y cree que tiene razón, ...no hay quien le gane!!

Ese trimestre, fue el primero y último en que se usó la nota actitudinal en toda la secundaria, Magui había triunfado.

domingo, 6 de junio de 2010

Espectadora

Magui trabajó arduamente en su soneto, y se lo envío por mail a su profesor de literatura. A la mañana siguiente, el soneto era noticia, aunque Magui no lo percibió.
Cuando llegó la hora de la reunión de la revista, y sólo los chicos que la integraban y el profesor estaban sentados en el aula, hubo un murmullo general, y de repente Velázquez, el director, irrumpió en el aula.
Para sorpresa de Magui, Velázquez venía a comunicarles a todos, la decisión de sacar un artículo - su soneto - de la Revista.
En ese momento nadie se quedó callado, excepto Magui, y muchos saltaron a defenderla, mientras ella miraba lo que sucedía a su alrededor, como un simple espectador, como siempre había sido.

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Quería retomar ésta especie de novela de Magui, espero que les guste, trataré de no abandonarlos.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Cuando a Magui se le mete algo en la cabeza...

- ¿A vos te parece que pongan una nota actitudinal, a un paso de estar en la universidad? - le preguntó a su madre, indignada.
- Jaja...¿y eso?
- No sé, una de las ideas boludas del pedagogo, que no tiene otra cosa que hacer, yo no entiendo, te imaginás que en la facultad te revisen si tenés la carpeta completa y esas boludeces...- Magui se enojaba cada vez más, estaba hecha una fiera.
- Bueno Magui, pero...- trataba de intermediar su madre.
- Pero nada, nos tienen que preparar para hacer la nuestra y preocuparnos solos, porque eso es lo que vamos a tener que hacer el año que viene - seguía argumentando.
- Si bueno, la verdad que tenés razón
- Obvio que tengo razón, además que le pongan esta nota a los de 1ero todavía, a los de 2do vaya y pase...pero ¿a los de 5to?- seguía embalandose - Yo tengo que hacer algo.
- ¿Y qué vas a hacer?
- No sé, quiero quejarme de alguna forma, algo intelectual.

Magui buscó la forma, y la oportunidad, y ésta se presentó. Ella junto con otros chicos de 5to y el profesor de literatura, tenían una revista estudiantil La Tribuna, que se publicaba por trimestres en una página web. Era una de esas cosas que participaban los que tenían ganas, y se reunían periódicamente con el profesor en un aula vacía que había entre 5A y 5B...en horario de clase porsupuesto, y esto era quizá lo que más les interesaba a todos.

- ¡Ya sé! - dijo Magui exaltada - voy a hacer un soneto.
- ¿Un soneto?
- Si, como los de Sor Juana.
- Pero, ¿eso no es muy difícil? vas a tener que escribir en decasílabo, ...y tiene que rimar, ...y tiene un montón de reglas.
- Si, pero no me importa, son la forma más perfecta de escribir poemas.
- Ay...Magui, tenés cada idea, y a parte ¿qué vas a hacer con un soneto?
- Se lo mando al profe de literatura para que lo publique en la revista.

Pero las cosas no serían tan fáciles...

jueves, 3 de septiembre de 2009

Magui y la nota actitudinal

El licenciado en pedagogía del colegio entró en la clase de 5to año y esbozo la decisión que habían tomado de agregar en todos los trimestres y para todas las materias una nota "actitudinal", o vulgarmente podríamos decir que era una nota de concepto que agregarían los profesores de cada alumno.
Magui, desde el principio estuvo en desacuerdo...

lunes, 24 de agosto de 2009

Magui y Camila

El vale para almorzar en el colegio salía unos $5, pero Magui pensó que podía ahorrar un poco de dinero si iba a almorzar al Mc Donald´s de Plaza Barrientos, que quedaba a unas 3 cuadras, o al bodegón de al lado "lo de Tito" donde hacían unos sandwiches de milanesa increíbles, por solo $1. A Magui le daba un poco de vergüenza que la vieran en lugares como ese, asi que habitualmente esperaba a que se fueran todos para poder ir a comer.
Entre esas idas y venidas empezó a charlar más con Camila, una chica de ojos grandes celestes, pecas, morocha, y de estatura más bien baja, quien vivía a unas 8 cuadras del colegio, pero el Mc estaba en el camino asi que se acompañaban mutuamente.
Más adelante, cuando Camila no se iba a la casa, terminaban en el Mc Donald´s o en el Pizza Way, y entre charlas interminables fueron forjando cierta amistad.
Pero esto, sería solo en el almuerzo.

domingo, 16 de agosto de 2009

¿Quién es...?

Atrás de Magui se sentaba Agustín. No tardaron en hacerse amigos, quizá por la insistencia de Magui de darse vuelta y comentarle algo, porque ella siempre tenía algo para decir, y él estaba cerca.
Agustín era alto, gordito, un ser sumamente extraño, acuariano y nerd por naturaleza, y con esto me refiero a que estudiaba japonés para poder leer las tarjetas de los dibujitos Anime.

- Y Magui, ¿quien te parece el chico más feo del curso? - preguntó Agustín
- Ehh.. -
Vos, pero no puedo decirte eso, es muy cruel - pensó Magui
- Yo, ¿verdad Magui?
- No Agus, nada que ver, el más feo del curso me parece...- Magui miró a su alrededor -..Alejo.
- ¿Y vos Agustín? ¿quien te parece la chica más fea?
- Vos Magui - contestó Agustín sin anestesia.

Claro, esto fue en primer año, y a Magui el tiempo le haría justicia.

martes, 11 de agosto de 2009

Zapato volador

En 6to grado, creo, Magui y sus amigas inventaron un juego en el recreo, la idea era saber quien podía tirar el zapato más lejos, en el patio, para lo cual dejaban el zapato desatado para que estuviera flojo, y lanzaban su mejor patada voladora. El de Magui terminó en el techo del salón de música.
Cinco años después la historia se repetiría, aunque esta vez no sería el mismo zapato, y fue en un lugar cerrado, y trizó todo el vidrio del laboratorio de química, que no se rompió porque estaba sostenido por algún afiche de papel madera que había del otro lado.