jueves, 23 de julio de 2009

Franco, ojitos celestes

Finalmente sonó el timbre, y todos se dispusieron a subir las escaleras, Magui siguió atrapada en el rebaño hasta el segundo piso donde estarían los de secundaria. No supo a que aula entrar, miró la primera y vió el cartelito en la puerta que ostentaba "PRIMERO A", caminó un poco más y miró al otro lado del pasillo, "CUARTO B", en la siguiente puerta vió a un preceptor y una cara conocida, se acercó y balbuceó:

- Hola, vos sos Franco ¿no? - le dijo a la cara conocida, mientras el preceptor buscaba en la lista el nombre de Franco.
- Siee - Replico Franco entre confundido e intrigado.
- Ah! yo soy Magui, seguro no te acordás de mi, pero yo dí el examen de ingreso con vos.

Magui estaba muy emocionada, había soñado con él todo el verano, y creía que nunca lo iba a volver a ver. Así es, se enamoró cuando lo vío por primera vez, 3 meses antes, y se apenó cuando él no aprobó el examen de inglés, pero... ahora estaba aqui.

Magui no lo sabía aún, pero había cometido su primer error.

Primer día en la secundaria

El despertador sonó a las 6 y media, por primera vez en su mesita de luz. Magui se levantó, y refregandose los ojos que todavía no podía abrir bien del sueño, se dirijió a la cocina y se hizo un café, lo calentó en el microondas y luego lo llevó a su habitación, prendió la tele y vió "Sabrina, la bruja adolescente", que en esa época la pasaban en ese horario matutino.
Cuando casi estaba terminando la serie, Magui junto fuerza para despegarse de la almohada, y se vistió, se puso su uniforme gris, y anudó su corbata bordó, nunca entenderé a quien se le habrá ocurrido que las mujeres teníamos que usar corbata.
Era la primera vez que Magui haría todo esto sola, tenía 12 años y su madre al fin había decidido dejarla ser, no como había sido antes, que la cuidaba como cristal. No, su madre ya no la despertaría con el desayuno en la cama, ni nada de eso.
Magui lo recuerda como un gran salto de la niñez a la adolescencia, un salto de libertad. Y como no, tomaría un colectivo sola por primera vez en su vida. Si, la madre de Magui siempre me resultó un ser extraño, recuerdo que Magui me contaba que viajaba sola en avión, pero sé que no la dejaba caminar 3 cuadras sola.
Disculpen si me voy por las ramas, tengo mucho para contar, y no sé como hacer para resumirlo.
En fin, Magui esperó el colectivo de la línea 118, y se decidió a emprender su viaje que duraría al menos 20 minutos, ella seguramente pensó en como sería su nueva escuela, y la nueva gente que conocería, como se llevaría, y todas esas cosas que todos pensamos cuando emprendemos algo nuevo.
Cuando estuvo cerca de llegar a su parada, y vió el enorme cartel verde asomandose en la esquina una sensación rara llenó su estómago, sintió que el corazón palpitaba cada vez más fuerte y que pedía permiso para salir por su pecho, juntó coraje y se bajó del colectivo, caminó la cuadra y media que la separaba de aquel gigante colegio.
Al doblar la esquina, empezó a ver mucha gente y a medida que se iba acercando su corazón latía con más fuerza. Finalmente, vió la puerta corrediza marrón, estilo garage, y se dispuso entrar.
Apenas entró vió 2 patios, uno techado donde se aglomeraban los estudiantes formando grupos en forma de círculos, y otro patio descubierto que habrá sido el doble de grande, pero que para Magui, acostumbrada a su pequeña escuela que funcionaba con las instalaciones de una casona antigüa, le pareció interminable.
Vió las escaleras, y atravesó el primer patio dispuesta a subirlas, no tenía idea de lo que hacía, luego aprendería que debía subir al toque de timbre.
Pero cuando llegó a la columna, una chica salió de atrás de ella y la increpó:
- ¿Sos nueva?
- Si - dijo Magui muy tímidamente.
- Ah..y ¿a que año entraste?
- A primero
- ¡Ay! ¡qué casualidad! yo también voy a primero. Me llamo Guadalupe y ¿vos?
- Magui
- ¡Qué lindo nombre! y...¿ya sabés en que división te pusieron?- seguía interrogando Guadalupe.
- No, no sé - Magui tenía miedo de este ser extraño que la interrogaba cual FBI, pero sin embargo hizo un esfuerzo por socializar.
- Y vos, ¿en qué división estás? - devolviendo las preguntas.
- En el "B"
- Me dijeron qué capaz me ponían en el "C" como mi hermano - soltó Magui, retomando su confianza.
- Ah...ahí están todos los tragas.

Riiiiiiiiiiiiinnnnnnnn

jueves, 16 de julio de 2009

Delivery de borrachos

Ánibal tiene 24 años, y es un chico morrudito, tranquilo y callado, de los que siempre se portan bien en clase y que a todo el mundo le cae bien, pero no es el centro de atención, solamente está ahí. Por su oscura y abultada cabellera, se ha conseguido el apodo de "el Diego", o en su defecto el 10.

Hace poco en una noche lluviosa, Magui había ido a un asado con sus amigos de la facultad, era el festejo que habían programado por terminar de rendir los parciales, fue una noche tranquila de costilla, alcohol y reggaeton. Más tarde todos se subieron a la camioneta blanca de Ánibal, de esas camionetas que se usan para hacer el delivery del supermercado COTO, se dirijían a un boliche de mala muerte en Cabildo.


Los chicos estaban borrachos y cantaban y saltaban en la camioneta, tanto que ésta se movía de lado a lado, Magui iba adelante, sentada al lado de Ánibal que manejaba, y atrás, sin asientos iban el resto de los chicos, pronto el alcohol los desinhibiría, y Magui recibiría comentarios sobre Ánibal y ella, pero a ninguno de los 2 pareció importarle, pero yo sé que ella se moría de vergüenza.

miércoles, 15 de julio de 2009

Ésta es la historia

Magui, el personaje principal de ésta historia, hoy en día tiene 21 años, la misma edad que yo, y es una chica muy madura y alegre.
Cuando apenas la conocí me resultó tímida y cerrada, no fue hasta años después, cuando ella me tomó más confianza, que descubrí que era muy cariñosa, hasta el punto de sentirse mal si le rechazaba un abrazo.

Hoy está terminando la carrera de contador público, y hoy se podría decir que Magui es feliz, o por lo menos así lo veo yo, quizá sea por la ignorancia que tiene Magui de lo que se le está por venir.